La dispersión de normas, la atención a grupos vulnerables y las condiciones intramuros son algunos de los retos pendientes en los sistemas penitenciarios de la región.
Este artículo se publica como producto de la alianza de Agenda Estado de Derecho y el Centro de Estudios de Justicia de las Américas (CEJA).
El Centro de Estudios de Justicia de las Américas (CEJA) es un organismo internacional del Sistema Interamericano, con autonomía técnica y operativa, que tiene como misión apoyar los procesos de reforma y modernización de los sistemas de justicia en las Américas. Su sede está en Santiago de Chile y sus miembros son todos los países integrantes activos de la Organización de los Estados Americanos (OEA).
CEJA provee asistencia técnica a los gobiernos, poderes judiciales y otros actores de los sistemas de justicia regionales, desarrolla estudios, imparte programas de capacitación especializados para juezas y jueces, fiscalas/es, defensoras/es, abogadas/os litigantes y diseñadoras/es de políticas públicas.
Existen desafíos importantes en los sistemas penitenciarios de Latinoamérica. Desde las normativas y estructuras organizacionales hasta las propias condiciones de la vida dentro de las prisiones, se hace necesaria la atención de un gran número de factores para garantizar los derechos humanos de las personas privadas de libertad.
Para vislumbrar estos problemas y hacer recomendaciones, en el libro Sistemas penitenciarios y ejecución penal en América Latina. Una mirada regional y opciones de abordaje, publicado por el Centro de Estudios de Justicia de las Américas (CEJA) y el Programa Estado de Derecho para Latinoamérica de la Fundación Konrad Adenauer, hicimos un estudio comparativo de las realidades penitenciarias relevadas en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Guatemala, México, Perú, República Dominicana y Venezuela. En primer lugar, se advierten problemas recurrentes para la obtención de información lo suficientemente desagregada y completa que permita diagnosticar de manera acabada las diversas aristas que encierra el estudio de la situación penitenciaria de cada país, para la formulación de una política pública integral.
Por otro lado, la mayoría de los países utilizan una gran variedad de normas jurídicas para regular su sistema penitenciario y de ejecución penal (Constituciones políticas, leyes, decretos, reglamentos internos de los servicios penitenciarios, entre otros). Solo tres de ellos, Colombia, Perú y Venezuela, cuentan con códigos penitenciarios o de ejecución penal. La dispersión de normas complejiza la labor de las y los operadores judiciales. Asimismo, resulta de impacto la ubicación institucional y la estructura organizacional de cada uno de los organismos rectores del sistema penitenciario, lo que permite entrever qué lógica subyace en su sistema de ejecución penal: si se deja en manos de las fuerzas de seguridad o de los ministerios de justicia y derechos humanos.
Mientras en México, Chile y Colombia se han dictado normas para grupos vulnerables con cierto grado de especificidad (mujeres, indígenas, población LGBTI+, adultos mayores, migrantes, o personas con capacidades diferentes); en Bolivia, República Dominicana y Perú, se percibe una escasez de normas especiales, aunque encuentran amparo bajo el principio de “no discriminación”. Con esta circunstancia, sumada al escaso registro criminológico de estas poblaciones, se asiste a una marcada invisibilización que impacta en el insuficiente desarrollo de políticas penitenciarias especiales. No obstante, se advierte un avance en el reconocimiento de los derechos de las mujeres privadas de libertad y, en su caso, de los niños y niñas que las acompañan.
Se reconoce que el personal penitenciario (civil y de seguridad), en mayor o en menor medida, encuentra escasos incentivos para el avance en la carrera, lo que obedece a múltiples causales, tales como: precarización laboral, malas condiciones ambientales, desproporción del personal para el manejo de la seguridad intramuros, desborde en el cumplimiento de sus funciones (factores que favorecen el co-gobierno), movilidad funcionaria, etc. Asimismo, se presenta como indispensable el perfeccionamiento de los programas orientados a la formación del personal penitenciario.
En cuanto a la vida intramuros de las personas privadas de libertad, la realidad latinoamericana presenta rasgos coincidentes en: a) sobrepoblación y hacinamiento (Bolivia, describe un hacinamiento de 189%; Brasil, un 71% de sobrepoblación; Chile, el 30% de las cárceles con hacinamiento; Colombia, presenta un 97% de hacinamiento crítico en un total de 132 centros; Perú, un promedio de 141% de sobrepoblación en los 68 establecimientos, por mencionar algunos); b) predominio de cárceles mixtas: salvo en México (federal), Venezuela y República Dominicana (Modelo de Gestión Penitenciaria), que conservan cárceles destinadas exclusivamente a mujeres; c) precarias condiciones de alimentación, salud e higiene; d) cuentan con programas educativos que reclaman una reformulación; e) tienen programas de trabajo en pos de la reinserción, pero se demandan reajustes que hagan coincidente la formación con las reales demandas laborales locales; f) cuentan con la posibilidad de formular quejas administrativas, pero suelen recurrir a figuras tales como amparos o hábeas corpus ya que pueden ser atendidas con una mayor celeridad; g) existencia de procedimientos administrativos disciplinarios intramuros.
La mayoría de los países tienen una justicia especializada, con excepción de Chile y Perú. Se destaca la labor de las defensorías, algunas son especializadas. En oposición, se advierte una escasa participación de las fiscalías. Continúa siendo un desafío regional incorporar la oralidad como método de trabajo propio de un sistema adversarial en la etapa de ejecución penal. En Bolivia, Guatemala, Venezuela y México ha habido avances, mientras que en otros países, como en Argentina y Brasil, sigue siendo escrito, lo que repercute negativamente en la posibilidad de incorporar información de calidad al juzgador acerca de las realidades de la persona condenada y la escucha de la víctima.
Finalmente, se puede subrayar la importante intervención de las Cortes Supremas o Tribunales Constitucionales en el reconocimiento de los derechos humanos de las personas privadas de libertad. Se pueden citar algunos ejemplos, entre ellos, aquellas declaraciones de “estado de cosas inconstitucional” (Perú, Colombia); “el reconocimiento al derecho al centro natural y en la reivindicación de la naturaleza penal y no administrativa de las cuestiones en reclusión” (México); “la flexibilización de reparos formales en las presentaciones de los detenidos, el respeto por la manifestación de voluntad de recurrir, aun in forma pauperis (es decir, sin fundamentación alguna), y la necesidad de un control judicial, de un doble conforme y la necesidad de garantizar el cumplimiento de las normas constitucionales y los tratados internacionales respecto de detenidos” (Argentina); “el sistema penitenciario como garante de los derechos a la vida y salud de las personas privadas de libertad” (Bolivia); la prohibición de que el condenado o condenada permanezca en un régimen más gravoso, por falta de lugar en el régimen adecuado (Brasil). También está el caso de una mujer mapuche que, mientras se encontraba en trabajo de parto en un hospital, fue sometida a medidas de seguridad (fue “engrilletada”) por funcionarios de Gendarmería. En este caso, el fallo concluyó que existió una “interseccionalidad en la discriminación” por el trato injusto y denigrante que recibió en su condición de mujer, privada de libertad, gestante y con ascendencia indígena” (Chile).
Las múltiples deficiencias evidenciadas en los sistemas penitenciarios de la región hacen urgente el desarrollo de una reforma penitenciaria que abarque varios ámbitos.
En primer lugar, es necesario reformar la política criminal judicial imperante —el uso excesivo de la prisión preventiva, las leyes punitivas, como las relacionadas con las drogas, y el bajo uso de alternativas al encarcelamiento—, que incide en las altas tasas de hacinamiento. Para abordar esto, son necesarias estrategias que fortalezcan un sistema de penas alternativas a la privación de libertad; la regulación restrictiva de la prisión preventiva conforme a objetivos político-criminales que respeten las garantías del debido proceso; mecanismos de justicia restaurativa que promuevan instancias de mediación y reparación, acompañada de una lógica de desistimiento; y el uso de sistemas electrónicos de monitoreo que permitan el cumplimiento de la pena y la espera de los juicios en libertad. También se deben considerar estrategias como las salidas controladas al medio libre, la libertad condicional, y los indultos para personas con enfermedades crónicas o en edad avanzada. Por último, es necesario limitar la excesiva duración de las penas, especialmente el uso de la condena perpetua. En el mismo sentido, resulta necesario evitar las penas cortas que, además de tener profundos efectos criminógenos en quienes las viven, generan un flujo permanente de personas que entran y salen de la cárcel, aportando al aumento del stock de población penal.
Un segundo aspecto se relaciona con el desarrollo de una institucionalidad penitenciaria especializada y de dedicación exclusiva. La vida penitenciaria y su reglamentación debe estar contenida en un marco normativo que tenga el carácter de ley. Una norma legal es condición básica para contar con un control jurisdiccional que monitoree y sancione la vulneración de derechos en el contexto de la privación de libertad. Además, se debe contar con los actores necesarios para el debido control de las actuaciones de las prisiones: juez/a de ejecución, fiscales y defensores penitenciarios, junto con dispositivos de inspección de las cárceles por parte de instituciones externas e independientes, resultan fundamentales.
Un tercer ámbito es el diseño de un sistema de registro, transparencia y acceso a datos. El manejo de información confiable de los privados de libertad, que incluya al menos el número de privados de libertad por recinto penitenciario, tipo de delito, tiempo de condena y ubicación específica por módulos, constituye una herramienta para el resguardo de los derechos humanos, el manejo efectivo de la prisión y para ganar confianza en el sistema penitenciario.
En cuarto lugar, es importante atender a la formación integral del staff penitenciario. Este personal juega un rol clave en las prisiones, no solo en cuanto al resguardo de la seguridad, sino también favoreciendo u obstaculizando el desarrollo de una cultura que promueva la futura reinserción de las y los penados.
Finalmente, una reforma penitenciaria, en concordancia con la normativa internacional, debe implicar el desarrollo de una política penitenciaria y postpenitenciaria que se enmarque dentro de una Estrategia de Reinserción Social. Esta oferta debe estar disponible para toda la población encarcelada, debe ir más allá de la reducción de la reincidencia y debe compensar, a través de la entrega de servicios de protección social, la severa exclusión social en que la mayoría de estas personas se encuentra. Por ello, debe incorporar al menos las siguientes áreas: salud física, salud mental y apoyo psicológico; educación y apoyo vocacional; trabajo; familia y redes sociales; comunidad; actitudes y comportamiento; y ocio y tiempo libre. También debe proveer de un apoyo postpenitenciario, el cual debe estar asociado a mecanismos de salidas controladas y progresivas al medio libre, momento en que las y los internos se ven enfrentados a los mayores desafíos, especialmente dentro del primer mes tras el egreso, cuando se produce una mayor proporción la reincidencia criminal. Finalmente, esta oferta programática debe considerar las características específicas de grupos especialmente vulnerables como mujeres, personas LGTBI+, pueblos indígenas y afrodescendientes, a fin de asegurar la adecuada protección de sus derechos.
Citación académica sugerida: Cora Bogani, Laura Julia; Carvacho Traverso, Pablo Antonio; Droppelmann Roepke, Catalina Sofía. Sistemas penitenciarios y ejecución penal en Latinoamérica: lo que hay y lo que debe cambiar, Agenda Estado de Derecho, 2022/03/23. Disponible en: https://dutapp.com/sistemas-penitenciarios-y-ejecucion-penal-en-latinoamerica-lo-que-hay-y-lo-que-debe-cambiar/
Palabras clave: ejecución penal, Latinoamérica, personas privadas de libertad.
Comparte tu trabajo o perspectiva con nosotros, sigue las opciones dando clic en el siguiente botón.
Para saber a profundidad lo que pasa con los derechos humanos en América Latina y el Estado de Derecho suscríbete a nuestro boletín digital.
Abogado egresado de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala y con un Máster en Economía de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. En la actualidad, desempeña el cargo de Editor Asistente en el blog de la International Association of Constitutional Law (IACL) y es Director del área de Estudios Jurídicos en la Fundación Libertad y Desarrollo, un think tank basado en Ciudad de Guatemala. A nivel docente, ejerce como profesor tanto en la Universidad del Istmo como en la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Adicionalmente, es columnista para el periódico guatemalteco La Hora. Sus principales áreas de investigación son el derecho constitucional y el derecho electoral.Ha trabajado como especialista en la Relatoría Especial para la Libre Expresión de la CIDH, Fundamedios y la Dirección Nacional de DDHH en Ecuador. Actualmente, es Directora del Observatorio de Derechos y Justicia de Ecuador, docente en la Universidad Internacional del Ecuador, y socia fundadora de Gentium Law Consultores.
Director Ejecutivo de Fundación Ciudadanía y Desarrollo, contacto nacional de Transparencia Internacional en Ecuador. Abogado y máster en Dirección y Gestión Pública, así como en Acción Política, Fortalecimiento Institucional y Participación Ciudadana en el Estado de Derecho. Fue miembro suplente de la Asamblea Nacional Constituyente de Ecuador y asesor constitucional en el Consejo de Participación Ciudadana. Fellow del Centro para la Democracia, el Desarrollo y el Estado de Derecho de la Universidad de Stanford. Consultor para organizaciones nacionales e internacionales en temas de derechos humanos, libertad de expresión, acceso a la información, participación ciudadana, transparencia y lucha contra la corrupción.
Es profesora ayudante e investigadora predoctoral en el Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Tiene un Máster en Democracia y Gobierno, y un Máster en Gobernanza y Derechos Humanos, ambos de la UAM. Es licenciada en Comunicación Social por la Universidad Central de Venezuela. Es integrante del Lab Grupo de Investigación en Innovación, Tecnología y Gestión Pública de la UAM. Su tesis doctoral aborda la relación entre género, tecnologías y sector público, con un especial énfasis en la Inteligencia Artificial. También ha publicado sobre innovación pública y colaboración entre administraciones públicas y ciudadanía. Formó parte del equipo editorial de Agenda Estado de Derecho desde 2020 hasta febrero de 2022.
Abogada de la Universidad de Chile y Magíster en Derecho Internacional de la Universidad de Cambridge. En el ámbito profesional, se ha desempeñado en el extranjero como asistente legal en la Corte Internacional de Justicia y consultora para la International Nuremberg Principles Academy. En Chile, ha trabajado como abogada para el Comité para la Prevención de la Tortura, y actualmente se desempeña en la División de Derechos Humanos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile. Asimismo, es académica de Derecho Internacional Público en la Universidad de Chile. Sus áreas de investigación incluyen el derecho internacional de los derechos humanos, la regulación de la actividad policial y su conformidad con estándares internacionales, el derecho internacional humanitario y el derecho penal internacional.
Ex Relator Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) hasta el 5 de octubre de 2020. Abogado y docente uruguayo egresado de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República de Uruguay (Udelar). Actualmente es senior fellow en El Diálogo Interamericano (The Interamerican Dialogue) y consultor en libertades informativas de UNESCO y organizaciones de la sociedad civil. Se desempeña como Secretario de Relaciones Internacionales y Gobierno Abierto del Gobierno de Canelones (Uruguay).
Docente y conferenciasta en el campo de la libertad de expresión y el derecho a la información en prestigiosas universidades, entre ellas American University (Washington), Unam (México), Universidad Carlos III (España), Stanford (California), Universidad del Pacífico (Perú), UBA (Argentina) Universidad Diego Portales (Chile), Udelar (Uruguay) y Universidad de los Andes (Colombia). Periodista, columnista y colaborador asiduo en distintos medios de comunicación.
José Luis Caballero Ochoa es Licenciado en Derecho por el Tecnológico de Monterrey, Campus Chihuahua; Maestro en Derecho, por la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, y Doctor en Derecho por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de España. Diplomado en derechos humanos y procesos de democratización por la Universidad de Chile. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores. Es académico – investigador en el Departamento de Derecho en la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México, del que fue su Director por seis años. Actualmente es Comisionado de la Comisión Internacional de Juristas. Ha participado o participa en diversas comisiones o consejos públicos, ciudadanos y académicos en México, entre los que destacan: el Consejo de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal; la Junta Directiva del Instituto Federal de la Defensoría Pública; el Comité Consultivo del Centro de Estudios Constitucionales de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; el Comité Académico y Editorial del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación la Comisión de Selección del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción, entre otros. Docente en diversos programas académicos en materia de derecho constitucional y derechos humanos en centros de educación superior nacionales, y ponente en congresos y foros académicos especializados en México, Argentina, Brasil, Chile, Guatemala, Colombia, España, Estados Unidos y Perú. Su papel como consultor y especialista ha implicado la elaboración de proyectos de ley, dictámenes técnicos bajo la figura de amicus curiae y peritajes internacionales. Su obra publicada consiste en más de 80 capítulos de libros y artículos en revistas especializadas sobre derecho constitucional, derechos humanos y derecho internacional de los derechos humanos, así como algunos libros en estas materias.
Doctorando en Derecho por la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (Argentina); Master en Derecho Penal y Procesal Penal por Osgoode Hall Law School, Universidad de York (Canadá); Diplomado Latinoamericano sobre Reforma Procesal Penal por la Facultad de Derecho de la Universidad Diego Portales (Chile); Abogado con orientación en Derecho Penal por la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (Argentina). Actualmente es el Director de Relaciones Internacionales del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (INECIP). Durante 8 años fue el Director del Área de Capacitación del Centro de Estudios de Justicia de las Américas (CEJA), organismo internacional de la Organización de Estados Americanos (OEA), creado en 1999 por resolución de la Asamblea General de la OEA, con sede en Santiago de Chile.
Fiscal de la Procuración General de la Nación Argentina. Es abogada por la Universidad de Buenos Aires, donde se recibió con diploma de honor, Especialista en derecho penal y procesal penal por la Universidad Torcuato Di Tella y Máster en Derecho por la Universidad de Georgetown. Fue becaria de la Fundación Fulbright y perita de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Es profesora de Garantías Constitucionales del Derecho Penal Sustantivo y Procesal Penal de la Universidad de Buenos Aires, de Género y Derecho Penal en la Maestría en Derecho Penal de la Universidad de San Andrés y profesora invitada en distintas universidades, de grado y posgrado. Es autora de varios artículos en publicaciones académicas sobre temáticas de género y derecho penal y de garantías constitucionales en el proceso penal.
Abogado, Magíster en Derecho y Posgrado en Derecho Constitucional y Derechos Humanos por la Universidad de Palermo. Profesor en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Responsable del Programa para la Aplicación de Instrumentos de Derechos Humanos del Ministerio Público de la Defensa de la Nación. Integrante de la Red Latinoamericana de Académicas/os del Derecho - ALAS. Fue docente en diferentes universidades de Argentina, e investigador y docente en el Centro de Derechos Humanos de la Universidad de Chile. Sus temas de especialización son Derecho Internacional de los Derechos Humanos, Acceso a la Justicia y No Discriminación.
Abogada colombiana, LLM en International Legal Studies por la Universidad de Georgetown y Máster en Argumentación Jurídica por la Universidad de Alicante. Es candidata a Doctora en Derecho por la Universidad de Georgetown. Actualmente se desempeña como Directora Asociada en el O'Neill Institute for National and Global Health Law y es docente en la Universidad de Georgetown y en programas de especialización y maestría en diversas universidades de América Latina. Anteriormente trabajó en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos donde tuvo varios cargos, principalmente como Coordinadora de la Sección de Casos a cargo de la etapa de fondo y del litigio ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Abogada costarricense, Máster en Derecho Internacional y Resolución de Conflictos por la Universidad para la Paz de las Naciones Unidas. Actualmente se desempeña como Directora Legal para América Latina en Women’s Link Worldwide, desde donde ejerce como estratega legal, líder de iniciativa y abogada litigante, con una gran responsabilidad para diseñar y liderar complejos proyectos legales, asimismo, es docente en la Universidad para la Paz, y en diversas universidades de Costa Rica. Anteriormente trabajó en el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) como Directora del Programa para Centroamérica y México, en la Secretaría General de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y como consultora internacional. Marcia se especializa en el litigio estratégico con enfoque de género e interseccional.
Doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de la República de Uruguay, magíster en Estudios Políticos por la Universidad Metropolitana de Venezuela y licenciado en Comunicación Social por la Universidad Santa María con especialización en Gobernabilidad y Gerencia Política por la Universidad Católica Andrés Bello y The George Washington University. Autor del libro «Venezolanos en el Uruguay» (2019). Trabaja como editor de la plataforma Diálogo Político y coordinador de proyectos del Programa Regional Partidos Políticos y Democracia en América Latina de la Fundación Konrad Adenauer.
Vicepresidenta de incidencia y litigio internacional del Robert F. Kennedy Human Rights. Baeyens lidera la estrategia de incidencia legal en derechos humanos de la organización, incluyendo el litigio de casos de alto impacto ante mecanismos de la ONU y sistemas regionales de protección, en temáticas relacionadas con la protección del espacio cívico y la lucha contra la discriminación, violencia e impunidad. Previamente se desempeñó como oficial de asuntos políticos en la ONU y como oficial de derechos humanos en la CIDH, donde también coordinó la Relatoría sobre personas defensoras. Es profesora adjunta de la Facultad de Derecho de la Universidad de Georgetown. Recibió su título de abogada de la Universidad de Ibagué, Colombia, y su LL.M en derecho internacional de los derechos humanos de la Universidad de Notre Dame, Estados Unidos.
Juez electo de la Corte Internacional de Justicia, además de profesor y director del Departamento de Derecho Público de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG) y fundador del Centro de Derecho Internacional (CEDIN) y del Anuario Brasileño de Derecho Internacional. Tiene un máster de la UFMG y un doctorado de la Universidad París X Nanterre, y ha trabajado como jurista adjunto en el CIJ. Ha sido profesor visitante en el Institut des Hautes Études Internationales de la Université Panthéon-Assas Paris II, la Université Caen Basse-Normandie, la Université Paris-Ouest Nanterre la Défence y el Centro Lauterpacht de Derecho Internacional (Universidad de Cambridge, Reino Unido).
Abogado venezolano, egresado de la Universidad Católica Andrés Bello. LL.M. en derecho internacional de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, y Magíster en políticas públicas de la Universidad de los Andes, en Colombia. Actualmente se desempeña como asesor legal senior del Centro de Derechos Reproductivos y docente de la Universidad de los Andes. Fue abogado de la Secretaría de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Directora Ejecutiva de la Fundación para el Debido Proceso (DPLF por sus siglas en inglés) organización regional dedicada a promover el Estado de derecho y los derechos humanos en América Latina. Antes de unirse a DPLF, fue Coordinadora Adjunta de la Unidad de Investigaciones Especiales de la Comisión de la Verdad de Perú, a cargo de la investigación de graves violaciones de derechos humanos ocurridas durante el conflicto armado interno en ese país. Previamente trabajó en la Adjuntía para los Derechos Humanos de la Defensoria del Pueblo de Perú y formó parte del equipo legal de la Coalición Contra la Impunidad (Alemania) que promovió el procesamiento penal en ese país de militares argentinos responsables de la desaparición de ciudadanos alemanes durante la dictadura argentina. Katya realizó sus estudios de derecho en la Pontifica Universidad Católica del Perú y de maestría en derecho internacional público en la Universidad de Heidelberg, Alemania.
Experto afiliado al Constitution Transformation Network de la Universidad de Melbourne e investigador asociado de la Universidad Rafael Landívar de Guatemala. Doctor en Derecho por la Escuela de Derecho de la Universidad de Melbourne y una Maestria en Derecho Público e Internacional en esa misma casa de estudios, y una Licenciatura en Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Rafael Landívar. Tiene experiencia en gobierno, especificamente en negociacion de tratados y convenciones, litigio en instancias internacionales e implementacion de instrumentos en materia de derechos humanos, y como consultor para organismos financieros internacionales.
Candidato a doctor por la Facultad de Derecho de la Universidad de Ottawa (Canadá). Director de la Clínica de Derechos Humanos del Centro de Investigación y Enseñanza en Derechos Humanos (HRREC) y profesor de la Sección de Derecho Civil de la Universidad de Ottawa. Anteriormente trabajó en la Comisión Andina de Juristas, el Tribunal Constitucional y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos del Perú. Sus áreas de investigación son el Sistema Interamericano, Empresas y Derechos Humanos, Derecho Penal Internacional, TWAIL y libertad académica. Integrante del Grupo de Estudios Latinoamericano sobre Derecho Penal Internacional de la Fundación Konrad Adenauer.
Es abogada por la Universidad San Francisco de Quito, y tiene un LL.M. por el Washington College of Law de American University, con enfoque en Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Es candidata para el título de Doctora en Derecho por la Universidad Externado de Colombia. Ha trabajado como especialista en la Relatoría Especial para la Libre Expresión de la CIDH, Fundamedios y la Dirección Nacional de DDHH en Ecuador. Actualmente, es Directora del Observatorio de Derechos y Justicia de Ecuador, docente en la Universidad Internacional del Ecuador, y socia fundadora de Gentium Law Consultores.
Doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en Derecho Constitucional por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y en Derecho Constitucional y Ciencia Política por el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales (Madrid). Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Guerrero (México). Es Investigador Nacional nivel I del Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT, México). En representación de México es miembro del Grupo de Justicia Constitucional y Derechos Fundamentales del Programa Estado de Derecho para Latinoamérica de la Fundación Konrad Adenauer.